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CERRAR EL PARLAMENTO ANDINO, CRONICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA

El artículo aparecido en el diario la República nos dice: La verdad es que la integración europea ha funcionado como referente y un verdadero desiderátum en todos los esfuerzos de integración latinoamericana. Y  la Unión Europea (UE) tiene, al lado, o por encima, de sus organismos ejecutivos y judiciales, un Parlamento Europeo que resulta de máxima  importancia para la toma de decisiones de la Unión.

Nuestro Tratado Multilateral con la UE, para poner un ejemplo reciente, tuvo que ser  aprobado, en última instancia,  por el Parlamento Europeo, ante el cual hubimos de realizar intensas gestiones, incluso una exitosa conferencia y diálogo del Presidente de la República con los europarlamentarios. Como corresponde a la naturaleza misma de todo Congreso, el Parlamento Europeo legisla, fiscaliza y representa.

En América Latina hemos ido creando numerosos parlamentos multinacionales: el Parlamento Andino, el Parlamento Latinoamericano, el Parlamento Amazónico y el Parlamento de los países del UNASUR. Y un propuesto Parlamento de la Alianza del Pacífico que ha aparecido, pocos meses atrás, como una iniciativa peruana. Para no hablar de otros congresos de la región a los que el Perú es naturalmente ajeno, como el centroamericano o el del MERCOSUR.

El Parlamento Andino ha venido funcionando en Bogotá, como parte de la compleja arquitectura integracionista que la CAN ha venido construyendo a lo largo de sus 44 años de accidentada vida.

El Parlamento Latinoamericano, en cuya gestación tuvo un lugar destacado su primer Secretario General, el peruano Andrés Townsend Ezcurra, luego de disponer por muchos años de una sede  hermosa e imponente, como parte del conjunto diseñado por Oscar Niemeyer para la ciudad de Sao Paulo, ha terminado perdiendo este recinto para mudarse a la ciudad de Panamá. El Parlamento Amazónico no tiene una sede permanente y Cochabamba está escogida para acoger el Parlamento de la UNASUR. 

La verdad de todos estos parlamentos es que no tienen ningún mandato ni capacidad para legislar ni para fiscalizar a los órganos ejecutivos intergubernamentales a cuyas jurisdicciones representan. No son imperativos. Incapaces de adoptar los mecanismos fuertes de la integración, los latinoamericanos nos hemos quedado sobre todo con los simbólicos. Esta es la gran diferencia entre la integración europea y la latinoamericana.

¿Significa lo anterior que cerrar el Parlamento Andino era la mejor solución? Creo que no. Al menos,  no de la manera abrupta en que se ha anunciado.

En primer lugar, porque se erradica en vez de mejorarse la indispensable participación  de los partidos en el proceso de integración.

En segundo lugar, porque se corta repentinamente con el Parlamento de una parte (la andina) sin que se anuncie nada sobre su integración con el resto (el MERCOSUR) dentro de la UNASUR.

Y en tercer lugar, porque se toma una decisión que no aparece enmarcada dentro del proceso de reingeniería del Sistema Andino de Integración, promovido con tanto entusiasmo desde el momento de la presidencia colombiana de la CAN y cuya propuesta se encargó a la CEPAL y a la Fundación Getulio Vargas, del Brasil.

FUENTE:http://www.larepublica.pe/columnistas/cara-al-futuro/parlamento-andino-si-o-no-05-10-2013

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